Éstas son las actividades programadas en la parroquia para la Semana Santa:
Lunes, 19 de marzo: solemnidad de san José
- Misas a las 10:00, 19:00 y 20:00.
Jueves 22 de marzo: celebración penitencial
20:30. Celebración de la Palabra y del sacramento de la Reconciliación, con tiempo para confesiones individuales.
Sábado, 24 de marzo
- 11:00. Rezo de laudes.
- 11:45. Encuentro con los niños. Catequistas y niños prepararán los ramos de olivo para el Domingo de Ramos.
Domingo, 25 de marzo: Domingo de Ramos
- 10:00. Eucaristía.
- 11:30. Procesión de Ramos. Salida, desde la capilla del Hospital Universitario HM Sanchinarro, en C/ Oña, 10.
- 12:00. Eucaristía especial del Domingo de Ramos.
- 20:00. Eucaristía.
El Domingo de Ramos, es la entrada triunfal de Jesús en la Ciudad Santa. Montado sobre un pollino de asna Jesús desciende por el Monte de los Olivos y le salen al encuentro los niños con ramos de olivo y le alfombran el paso gritando: “¡Hossana al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!«. Ésta es la única procesión litúrgica que tiene lugar en el año.
Lunes, 26 de marzo: Lunes Santo
El Lunes Santo, seis días antes de la Pascua en Betania, en casa de Lázaro, una mujer derrama un perfume de nardo carísimo ungiendo los pies de Jesús como anticipo de su sepultura (Juan 12, 1-11).
Martes, 27 de marzo: Martes Santo
El martes santo, Jesús anticipa a sus discípulos la traición de Judas y las negaciones de Pedro. Este día, a las 12:00, tiene lugar la Misa Crismal en la Catedral de la Almudena. El Obispo con todo su presbiterio se reúne para la bendición de los óleos –óleo de los catecúmenos, óleo de los enfermos– y la consagración del santo Crisma. Se utilizarán en la administración de los sacramentos: bautismo, confirmación, unción de los enfermos y ordenaciones sacerdotales. También los fieles están llamados a unirse a ésta celebración.
Miércoles, 28 de marzo: Miércoles Santo
El miércoles santo se proclama el evangelio de la traición de Judas, anticipo y detonante de la pasión: “Treinta monedas de plata” (Mateo 26, 14-25).
Jueves, 29 de marzo: Jueves Santo
- 11:00. Rezo de laudes.
- 12:00. Catequesis para los niños.
- 18:30. Eucaristía de la Última Cena.
- 22:00. Hora Santa nocturna.
El jueves santo, es un día en que se recomienda la participación en el sacramento de la reconciliación. El tercer mandamiento de la Santa Madre Iglesia nos recuerda la obligación de comulgar al menos una vez al año por las fiestas pascuales (IV Concilio Ecuménico de Letrán). Como Madre, la Iglesia nos urge a tener ese mínimo amor a Jesucristo, Hijo de Dios, que por lo menos le recibamos una vez. También en las horas de la mañana tiene lugar el rezo comunitario de la oración de laudes.
La misa “in cena domini” del jueves santo tiene tres núcleos a resaltar: la institución de la Eucaristía (Mateo 26, 26-29), la institución del Orden Sacerdotal y el día de la Caridad fraterna (mandamiento del Amor). En la Última Cena, el Señor realiza un gesto muy singular, que es el lavatorio de los pies a sus apóstoles. Con él da muestras de que no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos.
“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de éste mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo” (Juan 13, 1-20). Termina la celebración con el traslado del Santísimo Sacramento a la capilla, monumento, para la adoración en la Hora Santa nocturna. En ella se rememora la oración de Jesús en el Huerto de los Olivos (Mateo 26, 36-46), la traición de Judas y el prendimiento de Jesús (Mateo 26, 47-56).
Viernes, 30 de marzo: Viernes Santo
- 11:00. Rezo de laudes.
- 12:00. Via Crucis por los alrededores de la parroquia.
- 12:00. Catequesis para los niños.
- 17:30. Oficios de la Pasión del Señor.
El viernes Santo es un día propiamente alitúrgico (no se celebra la Eucaristía) y es un día para acompañar y contemplar a Jesús en su pasión.
El tradicional Viacrucis es una buenísima forma popular de unirse a ésta participación, meditando a través de las 14 estaciones, su camino por la Vía Dolorosa.
En la tarde tienen lugar los Oficios de la Pasión, una liturgia verdaderamente emocionante. Una primera parte comprende el silencio y postración del sacerdote con el pueblo de rodillas ante la Cruz. Veneramos y adoramos el Misterio del amor más grande manifestado en Cristo Crucificado. Tras la Proclamación solemne de la Pasión (Juan 18-19), se besa, se adora el madero de la Cruz. “Mirad el árbol de la Cruz donde estuvo clavada la salvación del mundo”.
El cuarto canto del Siervo de Yahveh que se proclama en ésta liturgia, encierra el contenido profético de la pasión de Cristo: “Despreciable y deshecho de los hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias, como uno ante quien se oculta el rostro, despreciable, y no le tuvimos en cuenta. ¡Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba! Como un cordero al degüello era llevado, y como oveja que ante los que la trasquilan está muda, tampoco él abrió la boca.” (Isaías 53, 3.4.7).
Las oraciones de éste día consideran las necesidades de todos los hombres, pueblo judío, creyentes y no creyentes; por todos ha derramado su sangre Cristo.
Sábado, 31 de marzo: Sábado Santo
El sábado Santo, la Iglesia permanece junto al sepulcro del Señor, meditando su pasión y muerte, su descenso a los infiernos y esperando en la oración y el ayuno su Resurrección (como se indica en la circular de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: La preparación y celebración de las Fiestas Pascuales).
Día de silencio, de acompañar a la Virgen María en su espera.
Se realizan los preparativos para la Pascua. En el ritual de Pésaj judío, el primer rito al atardecer, es la búsqueda del jametz: la madre acompaña a sus hijos con una vela encendida en la búsqueda de migas de pan fermentado por toda la casa. Se ha de quitar todo lo viejo. También nosotros nos disponemos a celebrar la Pascua retirando de nuestra vida todo lo viejo.
“Así que celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad” (1a Carta a los Corintios 5, 8).
Noche del sábado, 31 de marzo: Vigilia Pascual
- 22:00. Vigilia Pascual.
- Tras la Vigilia. Cena pascual.
Oh noche memorable,
¡Oh feliz culpa que mereció tan grande Redentor!
Oh noche maravillosa,
Tú sola conociste la hora en que Cristo resucitó
Oh noche que destruyes el pecado
Y lavas todas nuestras culpas
Oh noche realmente gloriosa
Que reconcilias al hombre con su Dios.
Entrada ya la noche celebramos la Vigilia Pascual.
Textos de la Carta Circular sobre las fiestas Pascuales (números 77 y 79):
77. Según una antiquísima tradición, ésta es una noche de vela en honor del Señor, y la vigilia que tiene lugar en la misma, conmemorando la noche santa en que el Señor resucitó, ha de considerarse como “la madre de todas las santas vigilias”. Durante la vigilia, la iglesia espera la resurrección del Señor y la celebra con los Sacramentos de la iniciación cristiana.
79. La vigilia pascual nocturna durante la cual los hebreos esperaron el tránsito del Señor, que debía liberarlos de la esclavitud del faraón, fue desde entonces celebrada cada año por ellos como un “memorial”; esta vigilia era figura de la Pascua auténtica de Cristo, de la noche de la verdadera liberación, en la cual “rotas las cadenas de la muerte, Cristo asciende victorioso del abismo”.
La celebrarás con tus hijos de generación en generación (cita del Deuteronomio) “Enséñales a tus hijos, háblales… y recuerda que fuiste esclavo en Egipto”.
Ésta es la “Madre de todas las Vigilias”, decía San Agustín. Celebramos el paso de Dios por medio de su Pueblo, haciendo memorial de la Historia de la Salvación. Se actualiza la potencia de Dios, que pasa salvándonos de nuestras esclavitudes, destruyendo nuestro faraón e introduciéndonos en la tierra prometida.
Domingo, 1 de abril: Domingo de Resurrección
- Misas a las 12:00, 13:00 y 20:00.
“El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto«. Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su cabeza; éste no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.” (Juan 20, 1-9).
Imagen de Javier Peñalba, en Flickr. Encuadre.