Es de sobra conocido que muchos jóvenes, una vez recibido el Sacramento de la Confirmación, “aparcan” su fe y reclaman con todas sus fuerzas su autonomía moral, su derecho a decidir por sí mismos. Es el momento de la adolescencia: el despertar del mecanismo sexual, la rebeldía a la autoridad establecida, la endogamia generacional, etc. junto a la enorme presión social que pretende imponer un modelo de sociedad intrínsecamente anticristiano y que configuran un problema muy difícil de manejar.
Muchos medios de comunicación y una parte importante de la sociedad presentan la familia cristiana como un modelo superado y obsoleto que coarta la libertad individual, tanto de los padres como de los hijos, y que debe evolucionar a configuraciones más abiertas. Escribe Dostoievski en su novela ‘El Idiota’: “La belleza salvará el mundo”. ¿Qué belleza? La respuesta cristiana es rotunda: la belleza del amor en la familia cristiana.
Entonces, ¿cómo mostrar esta belleza a los jóvenes adolescentes? Su propia familia no es un referente para ellos en este momento; sus profesores intentan coartar su libertad; sus amigos tienen el mismo problema que ellos; el relativismo les empuja a la búsqueda incesante del placer inmediato; la catequesis “clásica” se ha demostrado como ineficaz.
¿Qué hacer?
La Pastoral que propone la Parroquia de Virgen del Cortijo se ha demostrado como un medio eficaz para los jóvenes adolescentes que disfrutan de su tiempo mientras aprenden lo que es la familia cristiana. Los jóvenes se estructuran en grupos de 6-8 con un presbítero y un matrimonio de su confianza que conforme con sus hijos una auténtica familia cristiana.
¿Cuándo nos reunimos?
La dinámica de la pastoral se orquesta alrededor de temas básicos de fe, sobre los que se profundiza durante un mes: Los Mandamientos de la Ley de Dios, las Virtudes, los Pecados Capitales, las Obras de misericordia, etc.
Se reúnen los VIERNES POR LA TARDE, para empezar la diversión del fin de semana poniendo al Señor en el centro de la vida. Tres viernes del mes se reúnen en las casas de los matrimonios que llevan la pastoral y el cuarto en la Parroquia, donde asisten a una
Celebración Litúrgica de la Palabra y donde se les ofrece un espacio especial para el Sacramento de la Reconciliación.
¿Quiénes nos reunimos?
Los matrimonios encargados de cada grupo lo moderan y sirven de catalizadores que favorecen el diálogo y el intercambio de opiniones entre los jóvenes. No son catequistas, ni educadores, ni amigos, solo familia cristiana. Y los mismos jóvenes, viendo esta realidad y
dialogando entre ellos avanzan en la fe y van conociendo a Cristo resucitado.
Campamento de verano
Por último, como clausura de cada curso académico, juntos los jóvenes de todos los grupos con los presbíteros y los matrimonios de la Pastoral, asisten a un campamento. Se concilia la labor catequética necesaria para afrontar las vacaciones con múltiples actividades lúdicas y deportivas que hacen que el campamento tenga un éxito enorme.